Aerofobia o miedo a volar

Se acercan las vacaciones. Tu familia, amigos y compañeros están hablando de los destinos que han elegido. Hay muchos destinos diferentes y en casi todos, ¡lo más rápido es ir en avión!

¿Qué te produce pensar que vas a volar?

  • ¿Satisfacción? Puede que te guste mucho
  • ¿Ni lo piensas? Puede que sea para ti un trámite para disfrutar de unas merecidas vacaciones. Y que, simplemente no te guste ni te disguste.
  • ¿Reparo? Puede que no sea lo que más te gusta del mundo y que prefieras otro tipo de transporte, pero que volar no sea una limitación en tu vida.
  • ¿Cierta ansiedad? Es posible que vueles, pero que lo hagas de forma incómoda y prefiriendo que se acabe lo antes posible. Y que, a poder ser, elijas trayectos cortos.
  • ¿Mucha ansiedad? Quizás solo vuelas cuando es realmente necesario. Pasándolo muy mal antes días antes del vuelo, durante el vuelo y que además, no disfrutes de tu estancia pensando en que vas a tener que volar de vuelta.
  • ¿Miedo o pánico? En este caso, no vuelas. Lo evitas a toda costa.


La aerofobia o miedo a volar, no es para nada un problema aislado. Afecta a uno de cada tres pasajeros. Puede ser una fobia específica (solo se padece ansiedad ante la idea de volar) o puede ir acompañada de otras dificultades psicológicas. Generalmente la persona afectada teme sufrir un accidente. Aunque es posible también que el miedo se sustente por que existen otros problemas como claustrofobia, o miedo a las alturas.

Para las personas que necesitan viajar por trabajo, o que les encanta conocer nuevos destinos, padecer miedo a la hora de coger un avión es una limitación importante.

Algunos, los que eligen no volar, escogen opciones alternativas que conllevan muchas horas de desplazamiento. Otros quizás pierden dinero: por ansiedad compran el billete en el último momento (viendo a veces un aumento del precio considerable). O, lamentablemente después de comprarlo, el mismo día del vuelo deciden no cogerlo, porque en ese momento el miedo es insuperable.

En cuanto al miedo, no es para todos igual, y la variedad no tiene límite:

  • Unos evitan pensar en el vuelo, hasta el mismo momento de despegar.
  • Otros no se pueden quitar de la cabeza la idea de que pronto viajaran y la ansiedad y malestar son constantes durante días antes. Entre estos algunos empiezan a buscar información (previsión del tiempo en origen y destino, sobre la seguridad del vuelo…) buscan tener todo bajo control.

Y durante el vuelo, algunos temen padecer un accidente mortal, otros tienen miedo solo del despegue y se calman el resto del viaje, hay quien teme tanto al despegue como al aterrizaje, o a las turbulencias… las opciones son infinitas. Al igual que los síntomas: temblores, taquicardias y problemas digestivos, son solo algunos ejemplos.

El miedo a volar es un miedo como cualquier otro, y como tal, puede superarse. Existen protocolos específicos que deben adaptarse a cada caso, dependiendo de como sea el funcionamiento de la persona ante su miedo. Se ofrecen a partir de la terapia, recursos para que la persona se entrene para conocer y controlar su ansiedad, venciendo así su limitación. En pocas sesiones se consiguen grandes cambios y es con el tiempo y la constancia que el miedo se queda en el pasado.

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