El poder de las pequeñas acciones en el cambio personal

Cuando hablamos de cambios personales, de que queremos cambiar algo de nosotros mismos o alguna situación que nos atañe, CADA PASO CUENTA. Y cuenta de verdad. A veces nos enfocamos en grandes objetivos o en cambios radicales y, es una frase que repito mucho: querer escalar la montaña de un solo salto, no solo es imposible, si no que termina por frustrarnos y hacernos sentir que no avanzamos.

¿Dónde está la magia del cambio entonces?

El único secreto es que LOS CAMBIOS DURADEROS se producen en las pequeñas acciones que REPETIMOS día a día.

Los pequeños cambios (o pequeños pasos) funcionan. Vamos a explicar por qué:

Nuestro cerebro se lleva mal con los cambios bruscos. En cambio, con los cambios graduales se siente más cómodo. Por ejemplo, si eres una persona que no hace deporte, muy sedentaria, no es viable que de un día para otro te vuelvas una persona “fit”. No puedes pasar de hacer “nada”, a ser una persona que hace cardio, pesas y lleva una vida muy activa. Puede que funcione una semana, pero difícilmente vas a ver resultados a largo plazo.

En cambio, comprometerte con un pequeño hábito, como una caminata diaria de 15 minutos y empezar a usar menos el ascensor es más efectivo. Pues semana a semana podrás ir incorporando nuevos hábitos y ver resultados a largo plazo.

Ejemplos prácticos que producen cambios pequeños (y duraderos):

  • Gestionar el estrés: en lugar de querer eliminarlo de golpe, prueba a simplemente parar por 10 minutos al día y ver qué te preocupa y qué cambios puedes introducir gradualmente
  • Fomentar una mejora en mis relaciones personales: haz pequeños cambios, como tener un pequeño gesto diario con tu pareja. Puede ser un abrazo largo, agradecer por algo concreto o cualquier cosa que puedas hacer sinceramente. También puedes dedicar unos minutos a enviar un mensaje a esa persona que hace tiempo que no ves.
  • Bienestar físico: por ejemplo, si bebes poca agua o comes poca fruta, empieza por beber un vaso extra o reemplazar ese picoteo por una pieza de fruta.

Vamos a ver el paso a paso

  1. El objetivo tiene que estar bien definido. ¿qué te gustaría mejorar o cambiar?
  2. Elige un pequeño hábito. Una acción que puedas hacer sin esfuerzo incluso cuando no tienes un buen día.
  3. Repite, repite y repite. No te juzgues. La clave está en ser constante, no en ser perfecto.

Un pequeño recordatorio final para ti

Cuando realizamos pequeñas acciones es como ir plantando semillas. Al principio parece no haber nada, pero con el tiempo y cuidado vemos cómo van transformando nuestra vida de manera profunda.

Micaela Amengual

Micaela Amengual

Me llamo Micaela y soy Psicóloga colegiada en el Colegio Oficial de Psicólogos de Barcelona (nº 29890)

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