Psicóloga especialista en ataques de pánico

Psicóloga especialista en ataques de pánico

¿Qué es un ataque de pánico?

Es una sensación de miedo profundo, que ocurre de forma repentina. Dura apenas unos minutos, pero se percibe como una “explosión” emocional muy intensa, que provoca sensaciones físicas y psicológicas que hacen sentir a la persona que ha perdido el control de la situación. Generalmente después del episodio la persona se siente “devastada”, ha habido un torrente tan profundo de sensaciones que se ha quedado sin fuerzas.

Puede ocurrir en cualquier momento cotidiano (conduciendo, en casa, de vacaciones, en el trabajo…)

Síntomas de un ataque de pánico

Los ataques de pánico se caracterizan por una variedad de síntomas que pueden incluir:

  • Pérdida de control
  • Temblores, sudores y taquicardias
  • Miedo a morir repentinamente
  • Calambres
  • Sensación de mareo o desmayo
  • Sensación de ahogo
  • Dolor de pecho y cabeza
  • Sensación de irrealidad (como de ser el espectador de una película).

A pesar de la intensidad de estos síntomas, no representan una amenaza directa para la vida.

¿Cuándo debo consultar a un profesional?

Si a raíz de un ataque de pánico sientes que algo no va bien. Si sientes que tienes “miedo al miedo”, a volver a vivir una situación similar. Si sientes ansiedad ante la idea de tener miedo. Si evitas hacer cosas que antes hacías con naturalidad. Debes consultar siempre que sientas alguna limitación que te gustaría o necesitas cambiar.

Tratamiento para los ataques de pánico y cómo los trabajamos

El miedo es algo natural, necesario e incluso deseable en la vida de una persona. Pues este nos permite reaccionar ante cualquier peligro y hacer lo necesario para ponernos a salvo.

Estos procesos son generalmente automáticos. Cuando detectamos que algo no va bien, nuestro sistema sabe avisarnos y poner en marcha toda una serie de mecanismos que hacen que reaccionemos y salgamos airosos de la situación.

Una vez resuelto el episodio, la vuelta a la calma también es automática, la activación física, mental y psicológica paulatinamente vuelve a la normalidad y seguimos con lo que estábamos haciendo de forma natural. Esto ocurre muchas veces durante el día: cuando estamos a punto de quemarnos, cuando estamos a punto de tropezar, en el momento que conduciendo vemos un animal en la calle y frenamos…

Cuando el miedo se ha vuelto disfuncional porque la persona ha tenido una serie de vivencias que hacen que hacen que estos procesos se activen en momentos en que no hay un peligro real, ponemos en práctica una serie de técnicas y recursos adaptados a cada caso en concreto para volver a percibir el miedo como algo beneficioso y necesario. Poco a poco la persona que ha venido motivada para el cambio, va dejando atrás su ansiedad y vuelve a sentir que puede afrontar las cosas de forma natural. Es absolutamente necesario que la persona trabaje de forma activa conjuntamente con el terapeuta.

Aunque a menudo se usan indistintamente, hay diferencias entre los ataques de pánico y los ataques de ansiedad. Un ataque de pánico es una experiencia intensa y de corta duración que ocurre repentinamente, mientras que un ataque de ansiedad puede ser menos intenso, pero más prolongado, y a menudo se relaciona con una causa o situación específica.

Las causas exactas de los ataques de pánico varían para cada persona. No a todos nos activa lo mismo. Pero son situaciones en las que nos sentimos, de una forma u otra en peligro o superados.

El estrés es un desencadenante común de los ataques de pánico. Las situaciones de alta presión suelen aumentar la ansiedad y la tensión, lo que puede desencadenar un ataque de pánico en algunas personas. Es importante que puedas encontrar formas de gestionar tu estrés.

Los ataques de pánico pueden tener un impacto significativo en la salud mental a largo plazo. Algunas personas pueden desarrollar un miedo a tener futuros ataques de pánico, lo que puede limitar su capacidad para participar en actividades diarias y llevar a la evitación de ciertos lugares o situaciones. Este miedo puede a su vez llevar al desarrollo de un trastorno de pánico, o incluso a la agorafobia en casos severos.

Además, los ataques de pánico tienen un impacto en el bienestar emocional, contribuyendo al desarrollo de otros trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad. Sin embargo, es importante recordar que con el tratamiento y el apoyo adecuado, los ataques de pánico y sus efectos a largo plazo pueden ser gestionados de manera efectiva.

Los ataques de pánico pueden ser aterradores y debilitantes, pero hay formas muy efectivas para aprender a gestionarlos de forma eficaz. Si estás sufriendo ataques de pánico, recuerda que no estás solo y que la ayuda está disponible.

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